Hércules y la hidra de Lerna, Gustave Moreau, 1876
El pintor representa a Hércules, instantes antes de enfrentarse a la hidra, a la que pinta como un dragón de siete cabezas, rodeado de sus víctimas.
Moreau, gran amante de la mitología griega como fuente de inspiración, representa uno de los doce trabajos de Hércules, el que significaría la destrucción de la hidra del lago Lerna. La hidra era una serpiente acuática, hija de Tifón, padre también de los vientos. La celosa esposa de Zeus, Hera, había criado a la hidra para probar la resistencia de Hércules, pues las flechas que clavó el héroe en la hidra no hacían efecto y cuando le cortaba una cabeza con la espada, de ella brotaba una nueva cabeza. Finalmente, Hércules, con la ayuda de su sobrino Yolao, quemó un bosque y con los tizones cauterizaba la herida de la cabeza cortada, impidiendo su resurgir.
Mito: Heracles, en latín Hércules, era hijo de Zeus y de Almena, una mortal. Es el más famoso de los héroes griegos. Era famoso por su fuerza, coraje, resistencia, amabilidad, compasión, apetito y glotonería.
Se le consideraba un protector de todo y se le invocaba en toda ocasión llamándolo “Alexikakos” (el que aparta la desgracia).
Hera, la esposa de Zeus, lo odiaba desde su nacimiento por ser el producto de una de las múltiples aventuras de su marido, de manera que le sometió a una persecución implacable durante toda su vida. Nada mas nacer le envió dos serpientes, que Heracles estrangulo sin grandes dificultades.
Anfitrión, el padre adoptivo de Heracles, lo envió a cuidar sus rebaños al monte Citerón y fue allí donde, a la edad de 18 años, mató un enorme león. En este monte mientras meditaba se le aparecieron dos mujeres: Placer y Virtud, ofreciéndole una vida de diversión, trabajo y gloria. Heracles eligió a la última. A su vuelta liberó a la ciudad de un tributo y su rey, Creonte, le dio a su hija Mégara en matrimonio.
Después de unos años Hera volvió a causar infortunios a Heracles enviándole un ataque de locura para que matase a su familia. Tras este desastre se marchó al exilio buscando el consejo del oráculo de Delfos preguntándole cómo se podía purificar. Heracles tenía que hacer una prueba: Ir a Tirinte para ponerse al servicio de Euristeo durante 12 años y alcanzar la inmortalidad con los trabajos que impusiese este rey.
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